Lamentamos los anuncios de Sebastián Piñera, en orden a mantener la negativa de Chile de no ratificar el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales –más conocido como Acuerdo de Escazú.
Este Acuerdo, suscrito el 4 marzo de 2018 en la ciudad de Escazú, Costa Rica, se origina como resultado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), realizada en 2012, y la Decisión de Santiago adoptada en 2014 por 24 países, con el propósito de promover los derechos de acceso –a la información, participación y la justicia en asuntos ambientales-, garantizando así la Democracia Ambiental en los países de Latinoamérica y el Caribe.
Su génesis, diseño e impulso estuvo precisamente bajo el liderazgo de nuestro país y de Costa Rica, quienes lograron aunar las voluntades políticas de prácticamente toda la región, con excepción de Bahamas, Barbados, Belice, Cuba, Dominica, El Salvador, Honduras, Suriname, Trinidad y Tobago, y Venezuela.
Hoy se suma a ese grupo, nuestro país, que se transforma en el único país de la región que anunció públicamente que no firmará.
Pese a todos los esfuerzos por entender las razones de Sebastián Piñera para negarse a ratificar el Acuerdo de Escazú, no resulta posible comprenderlas. Más aún, en un momento en que la política pública exige mecanismos de legitimación social que permitan encauzar los deseos de mayor participación que han expresado con fuerza las chilenas y chilenos.
Surgen entonces muchas preocupaciones. ¿Por qué no se levantaron las mismas prevenciones al momento de firmar el acuerdo de Minamata, que contiene las mismas disposiciones a las que hoy se le asignan efectos graves para nuestra soberanía?
¿Cómo se llevará adelante el proceso de recuperación económica en Chile? ¿Se considerará a la ciudadanía, o esta será proscrita de todo espacio de deliberación pública?
¿Se privilegiará una interpretación laxa de la norma ambiental, que fomentará la creación de oficinas, circulares, instructivos y agencias, por sobre el establecimiento de instituciones sólidas y perdurables?
Las señales que ha dado Sebastián Piñera en la conducción de la política internacional en materia ambiental, que, en nada se condice con la forma en que nuestro país ha conducido sus relaciones internacionales en este ámbito, comprometen seriamente el liderazgo, seriedad y responsabilidad de Chile, ampliamente reconocido y valorado en diversos foros e instancias internacionales.
Aún hay tiempo de enmendar el érratico y confuso proceder que ha evidenciado Sebastián Piñera en materia de política internacional ambiental, concurriendo a la ratificación del Acuerdo que nuestro propio país lideró e impulsó antes del próximo 26 de septiembre.
Hacemos un llamado al gobierno a la coherencia, a la seriedad y a la responsabilidad ante los chilenos y la comunidad internacional.
Comisión de Medio Ambiente
Foro para un Desarrollo Justo y Sostenible