En el fondo hay un robo a los chilenos que no ha sido sancionado suficiente ni por los tribunales, ni por Contraloría, ni por ningún partido y es difícil construir cualquier cosa en Chile porque las instituciones se han venido abajo en su credibilidad”.
Esta frase no fue dicha por un analista de oposición ni por un político de izquierda, sino por Pablo Longueira en entrevista con Radio Cooperativa. Claro que pasó desapercibida porque, en la misma entrevista catalogó de “comunista” a la Consejera de Consejo de Defensa del Estado, María Inés Horwitz, afirmación lamentable y sin fundamento que pretendió descalificar a la abogada con un lenguaje propio del Siglo XX.
En ambas afirmaciones, la citada y la que la ocultó, se refleja la contradicción que viven quienes, desde la derecha, se dan cuenta de los problemas del país, pero no logran romper con su dependencia ideológica del modelo autoritario impuesto por la dictadura cívico militar, de la que fueron parte. Y el caso de Pablo Longueira es paradigmático de ello.
No hago un juicio sobre el proceso que se ventila en los tribunales y que afecta al líder de la UDI. Hago un juicio político sobre sus dichos. Si la frase que cito hubiera sido dicha por una persona opositora al actual gobierno, o un partidario del Apruebo, seguramente hubiera sido calificada de “comunista”, tal vez por el mismo Longueira, pero con seguridad por muchos de sus seguidores, especialmente los que hoy no le entienden y apoyan el Rechazo.
El fantasma de la guerra fría, del comunismo tomando La Moneda, palacio al que han entrado muchos comunistas -como parlamentarios y parlamentarias y como ministras y ministros de Estado- sin que se altere en un ápice la institucionalidad democrática, sigue vivo en la derecha, y es avivado con el objetivo de mantener el escenario en que “que a la mayoría de la gente en Chile le cuesta una enormidad llegar a fin de mes y mientras tanto tenemos políticos, generales, curas que han cometido otro tipo de abusos, tenemos empresarios…”
Pero en lo que sí es consistente Pablo Longueira es en que si el que describe como uno de los principales problemas sociales efectivamente lo es, entonces lo lógico es votar Apruebo para cambiar esa realidad, porque con la actual Constitución “es difícil construir cualquier cosa en Chile porque las instituciones se han venido abajo en su credibilidad”, y se hace necesario alcanzar un nuevo pacto social que inicie el camino de recuperar la confianza en las instituciones y de resolver “uno de los principales problemas que tenemos”.
Es lamentable que esto no sea comprendido por toda la coalición de gobierno, ni por el gobierno mismo que en su aparente neutralidad está avalando la opción del Rechazo, como si fuera posible volver al 17 de octubre de 2019, y …que no hubiera día 20.
Es cierto que fue el movimiento desatado a partir del 18 de octubre el que impuso el proceso por el que nos daremos una nueva Constitución, pero esas movilizaciones no fueron por un voluntarismo “comunista”, sino porque “a la mayoría de la gente en Chile le cuesta una enormidad llegar a fin de mes”, y también es cierto que una nueva Constitución, por si, no va a resolver aquello, pero abrirá el camino para que retomemos la confianza en las instituciones, lo que no se conseguirá si triunfara el Rechazo.
Hace algunos años, en un momento de crisis, con la derecha sin rumbo, escribí en twitter: “hace falta Longueira”. Con su Rechazo al discurso predominante en la derecha creo que me da la razón.
Contenido publicado En La Fontana